ESCRITO POR Dr. Claudio Reynoso
Cuando ingresas a los hipódromos de San Isidro, Palermo y La Plata te genera adrenalina escuchar el ruido de los parlantes, los camiones que entran y salen con los caballos o el sonido de las herraduras sobre el asfalto.
Todo parece perfecto, la jornada parece estar preparada y a nuestra disposición.
Pero hay algo que no encaja en este escenario.
¿Donde esta la gente? ¿Cómo es que puede haber un espectáculo sin espectadores?
Las Tribunas están vacías, sólo circulan por los pasillos algunos peones, cuidadores y pocos propietarios que acompañan al caballo que hoy corre.
¿Público nuevo? NO.
El juego clandestino tampoco falta y allá en las agencia alguna "maquinita" descarga en el hipódromo, el resto vaya uno a saber para dónde va.
El motor de la actividad, los "cuidas chicos", siguen corriendo detrás de una máquina perversa que no hace nada por ellos. Es casi imposible que puedan tener a la gente en "blanco", como se merecen, porque el valor de las cargas sociales y ART son inalcanzables, colocando al personal, a los cuidadores y a los propietarios en una situación de extrema vulnerabilidad.
Según todas las estadísticas, a las carreras las ganan en su mayoría, las grandes caballerizas, las que se ven beneficiadas por el dinero que subvenciona el estado. Digamos que el estado subvenciona "Ricos".
Las carreras intermedias que han sido pensadas con el espíritu de beneficiar a los "cuidas chicos", y que con ellas se "Rebusque", también fueron invadidas por las grandes caballerizas.
Podríamos seguir........ pero solo reflexiono.